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Delegado de protección de datos (DPD) interno vs externo: ¿Cuáles son las ventajas y los retos?

Delegado de protección de datos externos versus interno

Toda empresa que trate datos personales debe tener un Delegado de Protección de Datos (DPD) según el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). La principal función de un DPD es garantizar que la organización cumple las leyes y políticas de protección de datos. En las organizaciones más grandes, surge la cuestión de si es mejor nombrar un DPD interno o un DPD externo. Veamos las ventajas y retos de ambos.

¿Qué es un Delegado de protección de datos (DPD)?

Empecemos por lo básico, un DPD es responsable de que una organización cumpla las leyes y políticas de protección de datos. Algunas de las principales responsabilidades de un DPD son asesorar a la organización sobre las obligaciones de protección de datos, supervisar el cumplimiento, proporcionar formación y asesoramiento sobre protección de datos, realizar evaluaciones para garantizar el cumplimiento, y cooperar con las autoridades de control. El DPD también actúa como punto de contacto de las autoridades de protección de datos y de las personas cuyos datos se están tratando.

Las ventajas de un Delegado de protección de datos interno

Una de las principales ventajas de nombrar un Delegado de protección de datos (DPD) interno es que conoce mejor las operaciones de la organización y las actividades de tratamiento de datos. Esto facilita al DPD proporcionar asesoramiento y recomendaciones a medida de la organización. Además, es más probable que un DPD interno tenga buenas relaciones con otros empleados y que éstos confíen en él.

El nombramiento de un DPD interno también puede ser más rentable, ya que la organización no tiene que pagar las tasas asociadas a la contratación de un DPD externo. Además, es más probable que un DPD interno pueda dedicar suficiente tiempo a su función, ya que sólo será responsable de la protección de datos como parte de su trabajo.

Retos de un DPD interno

Uno de los principales retos de nombrar un DPD interno es el potencial de conflicto de intereses. Es posible que los DPD internos no sean totalmente independientes e imparciales, y que no puedan tomar decisiones objetivas. También existe el riesgo de que un DPD interno no tenga las habilidades y conocimientos necesarios para desempeñar su función con eficacia.

Otro reto al que se enfrentan los DPD internos es que pueden tener dificultades para mantenerse al día de los cambios en las leyes y normativas de protección de datos. Esto puede ser especialmente complicado para las organizaciones que operan en varios países, ya que pueden tener que hacer un seguimiento de la evolución de la normativa en diferentes jurisdicciones.

Las ventajas de un Delegado de protección de datos externo

Una de las principales ventajas de nombrar un Delegado de protección de datos externo es su experiencia en leyes y políticas de protección de datos. Como tienen experiencia en el trabajo con múltiples organizaciones, es más probable que puedan ofrecer asesoramiento informado y actualizado. Un DPD externo también es más probable que sea totalmente independiente e imparcial, y menos probable que esté influenciado por la política o las agendas internas.

El nombramiento de un DPD externo también puede aportar garantías a los clientes y otras partes interesadas de que la organización se toma en serio la protección de datos. Un DPD externo también puede aportar una nueva perspectiva y nuevas ideas para mejorar las prácticas de protección de datos.

Desafíos de un DPD externo

Uno de los principales retos de nombrar un DPD externo es el coste. Los DPD externos suelen cobrar honorarios más elevados que los DPD internos, ya que tienen que cubrir sus gastos generales y el coste de mantenerse al día de los cambios en las leyes y normativas de protección de datos. Además, un DPD externo puede tener que pasar más tiempo familiarizándose con la organización y sus operaciones para poder proporcionar asesoramiento y recomendaciones a medida.

Al decidir si nombrar un Delegado de protección de datos interno o externo, las organizaciones deben considerar cuidadosamente las ventajas y desafíos de cada uno. Un DPD interno puede comprender mejor las operaciones de la organización y ser más rentable, pero existe el riesgo de conflicto de intereses. Por el contrario, un DPD externo puede tener más experiencia y aportar garantías a los clientes y las partes interesadas, pero su coste es superior. En última instancia, la decisión debe basarse en las necesidades y circunstancias particulares de la organización.